Serigrafiando Héroes

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Hacía tiempo que me rondaba el deseo fuerte de imprimir cosas, la serigrafía fue una técnica que me atrajo desde el principio, tanto por sus acabados como por su hermoso proceso artesanal, así de mancharse mucho. Este año sentí que ya había llegado el momento, me informé un poco y busqué opciones desde mi total ignorancia.

Tradicionalmente se deben utilizar productos químicos, y por tanto tener un espacio y unos recursos que yo no tengo, pero por suerte encontré una opción sin químicos, un sistema de serigrafía acrílica con base de agua que puedes utilizar en tu casa, sigues necesitando cierto espacio, pero al menos no corres el riesgo de intoxicarte o quemarte las corneas. En definitiva, para aquellos que quieran iniciarse con la serigrafía sin peligro de muerte, les recomiendo este producto, el Kit de Serigrafía Daler Rowney.

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Por fin, con el kit ya en mis manos y con un fin de semana entero sin vida social, comencé el proceso con toda mi ilusión. Hubo un trágico primer intento, donde la lié con una movida de producto llamado «bloqueador de pantalla», la impresión fue imposible, tuve que limpiar la pantalla y volver a empezar el proceso, quería matar gente, así que hice una pausa y me puse a jugar a la play el resto del día. Gracias a mi gran capacidad de superación ante traumas de la vida, al día siguiente, con fuerzas renovadas, realicé un exitoso segundo intento, cómo podéis observar en las imágenes.

Antes de terminar, decir que este primer trabajo se lo dedico a una persona súper especial, con el que siempre puedo contar cuando estoy en apuros. Procuro que no sea muy a menudo, pero de vez en cuando me pasan cosas 🙂

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Buen Camino

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Esta semana terminé mi proyecto de cómic con el curso «Narrar en viñetas con un boli» de Miguel Gallardo, en Domestika, muy recomendable para soltarse y dibujar sin miedo.

Ha sido muy terapéutico. Aunque se trata de una historia muy sencilla, es una de las experiencias personales más bonitas que he tenido en mi vida, junto a la persona más bonita que he conocido en mi vida (ese es Marcos).

A veces creo que el ser humano debería extinguirse, pero otras veces aparece gente como Steven y me animan a seguir creyendo que no somos unos seres tan mediocres, que a veces sabemos ser buenos, sin segundas intenciones ni egoísmos. Y no sólo cuando hemos tenido un buen día, sino también, en esos días malos en los que solo deseas llegar a casa y agazaparte en un rincón.

Aquí os dejo el enlace al cómic Buen Camino. Espero que os guste 🙂

El Rastro Ámbar

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Me gusta dejar por escrito los sueños interesantes que consigo recordar porque, entre otras cosas, creo que son muy valiosos para dar rienda suelta a la creatividad. Embarcarme en proyectos de todo tipo me ayuda en gran medida a mantener la motivación, con la experiencia me voy dando cuenta de que por mucho que me guste algo, hacer siempre lo mismo puede resultarme tedioso, mientras que la variedad activa mi imaginación y me da eso que llamamos «vidilla».

Así pues, me decidí por hacer un cuento basado en uno de mis sueños. Por supuesto, hice una adaptación autorizada para menores, ya que el sueño original es algo bizarro. Como resultado creé un cuento infantil, un pelín tenebroso, con su final moñas y sus correspondientes moralejas.

Si os place, podéis adquirir El Rastro Ámbar en esta estupenda plataforma de autopublicación llamada Bubok, tanto en formato digital como impreso.

Cámara Pinhole. 1º intento

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Hace un tiempo monté una cámara Pinhole de cartón, concretamente la cámara Pinhole ‘Hole-On-Ex’. Para quien no sepa qué es una cámara Pinhole o cámara estenopeica, se trata de una cámara fotográfica, pero más rudimentaria, ya que normalmente están hechas a mano por los fotógrafos.

Pues bien, toda emocionada, me decidí a probarla poniéndole un carrete de 36 fotos en color. Seguí las instrucciones que venían con la cámara, dejando el tiempo de exposición que me recomendaban para cada momento. Estaba deseando ver esas maravillosas fotos que había estado tomando durante varios días, pero resultó que todas salieron quemadas excepto dos, que quedaron bastante decentes (justo arriba podéis ver una de ellas). Por lo visto es más complejo de lo que esperaba, pero como muchas cosas en la vida, es cuestión de práctica. Para no ser profesional de la fotografía me quedo contenta con mis dos fotos, y con ganas de volverlo a intentar.